ABSTRACTS

Rodrigo Acuña
Chilean Foreign Policy from Allende to Piñera: Sovereignty, servility and geostrategic complementarity with U.S. power
During the socialist government of Dr. Salvador Allende (1970-1973), the republic of Chile attempted to establish an independent path in its international relations. Re-establishing ties with revolutionary Cuba, Allende also played a part in promoting the Andean Pact (later known as the Andean Community) while seeking to improve relations with Peru and Argentina. Following the violent military coup d'état by General Augusto Pinochet, Santiago then proceeded to establish foreign policy aims which were much more in line with U.S. interests, such as opening its markets while working closely in line with other U.S.-backed dictatorships in Latin America and the Caribbean.

Unlike smaller countries in the Americas, Chile – even under Pinochet who enjoyed strong U.S. tutelage – has had the luxury to exercise a degree of autonomy in its foreign relations.  Under the Concertación government of Ricardo Lagos, Santiago refused to openly support George W. Bush’s 2003 invasion of Iraq. Despite these exceptions, since the country’s return to democracy it has not only continued to privatize its copper industry (the state’s key source of income), and provide a favourable environment for foreign capital, it has also sought to develop a strong relationship with U.S. power. As former president Michelle Bachelet (2006-2010) once stated during her year-long stay at the Inter-American Defence College in Washington DC in 1998, it is necessary for Chile to “convergence with the hegemonic power” in the Americas. Under Sebastian Piñera (2010 - 2014), this trajectory has continued through the establishment of a U.S. military base in the country along with Santiago’s support for the Pacific Alliance. Aiming to bring together the conservative governments of Chile, Mexico, Colombia and Peru, the Pacific Alliance has provoked a strong reaction from Bolivia and Brazil’s former President Lula da Silva who has charged that the bloc is nothing more than an attempted comeback of the Washington Consensus in South America.

Framing the discussion within the literature of international relations and political economy, this paper will explore Chilean foreign policy in the last 40 years from the Allende administration to that of Piñera. The argument will be made that while Chile displayed several independent initiatives during the Allende years, with some exceptions, the trajectory of the country’s foreign policy since has been one of complementing U.S. economic and geostrategic interests.

La política exterior chilena de Allende a Piñera: Soberanía, servilismo y complementariedad geoestratégica con el poder de Estados Unidos
Durante el gobierno socialista del Dr. Salvador Allende (1970-1973) la república de Chile intentó establecer un camino independiente en sus relaciones internacionales. Reestableciendo lazos con la Cuba revolucionaria, Allende también promovió el Pacto Andino (más tarde conocido como Comunidad Andina), mientras buscaba mejorar las relaciones con Perú y Argentina. Luego del violento golpe de Estado del general Augusto Pinochet, Santiago entonces procedió a establecer una política exterior mucho más en línea con los intereses de Estados Unidos, tal como fue abrir sus mercados y coordinarse con otras dictaduras apoyadas por EE.UU. en Latino América y el Caribe.

Al contrario de otros países más pequeños en América, Chile ―incluso bajo Pinochet, quien gozó del tutelaje de EE.UU.― ha tenido el lujo de ejercitar un grado de autonomía en sus relaciones exteriores. Bajo el gobierno de la Concertación de Ricardo Lagos, Santiago rehusó apoyar abiertamente la invasión de George W. Bush a Iraq el 2003. A pesar de estas excepciones, desde el regreso del país a la democracia no sólo se ha continuado la privatización de la industria del cobre (el recurso clave del Estado) y provisto un ambiente favorable para el capital foráneo; también se ha buscado desarrollar una fuerte relación con el poder de EE.UU. Como la ex presidente Michelle Bachelet (2006-20120) una vez dijo durante su estadía de un año en Inter-American Defence College en Washington in 1998, para Chile es necesaria una “convergencia con el poder hegemónico” en América. Bajo Sebastián Piñera (2010-2014) esta trayectoria ha continuado a través del establecimiento de una base militar de EE.UU. en el país, además del apoyo de Santiago para la Alianza del Pacífico. Tratando de agrupar los gobiernos conservadores de Chile, México, Colombia y Perú, la Alianza del Pacífico ha provocado una fuerte reacción de Bolivia y del ex presidente de Brasil, Lula da Silva, quien ha afirmado que el bloque no es nada más que un intento de retornar al Consenso de Washington en Sudamérica.

Contextualizando la discusión con literatura de relaciones internacionales y economía política, esta presentación explorará la política exterior chilena en los últimos 40 años, desde la administración de Allende a la de Piñera. Se argumentará que mientras Chile exhibió varias iniciativas independientes durantes los años de Allende, con algunas excepciones, la trayectoria de la política exterior del país desde entonces ha sido la de complementar los intereses económicos y geoestratégicos de EE.UU.



Óscar Cardenas Navarro
New Chilean cinema after the dictatorship
Access to digital technology, State support and the rise of film schools has given rise to a generation of young filmmakers. The latter have developed parallel paths, different from the adult generation of filmmakers, with much more international success and an original narrative proposal that use limited resources as an advantage. In this sense it is necessary to present this phenomenon in its historic and technological context and its possible relationship with Chile’s more classic cinema developed in the 60s and 90s.

Nuevo cine chileno después de la dictadura
El acceso a la tecnología digital, el apoyo estatal y el surgimiento de las escuelas de cine, ha dado origen a una generación de cineastas jóvenes que han desarrollado caminos paralelos a una generación adulta de realizadores, con mucho más éxito a nivel internacional y con una propuesta narrativa original que aprovecha los recursos limitados como una ventaja. En este sentido se hace necesario presentar este fenómeno en su contexto histórico-tecnológico, así como su posible relación con el cine más clásico desarrollado en Chile en los años sesenta y noventa.



Mario Cortés Santander & Andrés Arévalo Robles

Colombia: A Country of War, Guerrillas and Constituents
The South American dictatorships like those of Chile and Uruguay were part of a strategy of containment of social movements. This method, however, was not the only applied in the region. The atypical case has been Colombia, which despite having a permanent democracy has a very high number of disappeared, tortured, and imprisoned. Now, if the Chilean dictatorship is used as a reference for the first neo-liberalism in South America, Colombia can be considered as the implementer of neo-liberalism of the second generation (i.e. repressions within democracies under the disguise of human rights and the pursuit of peace).

Today decolonial theories no longer use the category of National State as a determinant to understand social phenomena and seek to generate categories of qualitative contrast. In this sense, democracy in Colombia is one of the most compelling examples to look at how the incidence of imperialism has created a policy of intervention beyond the National State to consolidate a foreign policy of military aggression of high and low intensity.

With peace talks between the Colombian government and the FARC guerrillas as methodological background, we intend to demonstrate that the practices of selective/mass violence (i.e. torture, disappearances, imprisonment, and political extermination) rather than dictatorships (such as military rule), are hinged to a regional structural policy applied in Latin America.


Colombia: Un País de Guerra, Guerrillas y Constituyentes
En relación con la temática de reflexión de nuestra ponencia, nos gustaría especificar que la intención de participar a través de una metodología de contraste con Colombia, es para explicar que definitivamente las dictaduras en la región suramericana, aunque han sido parte de una estrategia de contención del movimiento social, ellas no han sido las únicas aplicadas sobre la región. El caso atípico ha sido Colombia, que pese a tener una democracia permanente cuenta con una suma muy alta de desaparecidos, torturados, y encarcelados. Ahora, si la dictadura de Chile se usa como referencia del primer neo-liberalismo, en Colombia se aplica el neo-liberalismo de segunda generación, es decir, las represiones dentro de las democracias bajo el manto de los derechos humanos y la búsqueda de la paz.

En la actualidad las teorías descoloniales han dejado de tener al Estado-Nacional como la categoría determinante para comprender los fenómenos sociales y han buscado generar categorías de contraste cualitativo. En este sentido, la democracia en Colombia resulta uno de los fenómenos más contundentes para mirar la manera en cómo la incidencia imperialista ha creado una política de intervención más allá del Estado Nacional, para afincar una política exterior de agresión militar de alta y baja intensidad.

Con los diálogos de Paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC como trasfondo metodológico, pretendemos demostrar que las prácticas de violencia selectiva/masiva (torturas, desaparecimientos, encarcelamiento, exterminio políticos), más que las dictaduras (como regimiento militar) están articuladas a una política estructural regional aplicada en Latinoamérica como práctica de contención y debilitamiento del movimiento social.




Cynthia Fernández Roich
Final Disposition, the legacy of the Condor Plan
This paper analyses the production and circulation of the military discourse to justify the ‘final disposition’ of detainees in Argentina during the last military dictatorship (1976-1983). The term defined in military jargon, relates to the fate of thousands of disappeared.  Final Disposition is also the title of a book published in 2012 where, for the first time, former de facto Argentinean President Jorge Rafael Videla explained the reason behind this method of disappearing thousands of citizens. Because they appeared to be neither dead nor alive, such ambiguity was the answer to avoid public condemnation.

Argentina was not alone in the policy of disappearances. The country was part of the Condor Plan, an intelligence system that allowed members of Bolivia, Brazil, Uruguay and Chile to seize, torture, and make political opponents disappear in one another’s territory. These partners learned from one another’s experiences and helped to refine the repressive machinery. The Chilean dictatorship, for instance, opted for mass executions to get rid of opponents and perceived threats. The Uruguayan dictatorship, on the other hand relied heavily on the incarceration of political opponents. In contrast, the Argentinean dictatorship chose to kidnap political opponents, torture them in clandestine centres, drug them and throw them into the sea. The use of  the so-called ‘death flights’ allowed the Argentinean junta to avoid witnesses, overcrowded prisons  and an immediate international condemnation, making the work of human rights organizations much more difficult in the aftermath.

Disposición Final: el legado del Plan Cóndor
Este trabajo analiza la producción y circulación del discurso militar para justificar la "disposición final" de los detenidos en Argentina durante la última dictadura militar (1976-1983). El término se ha usado en la jerga militar y se refiere a la suerte de miles de desaparecidos. Disposición final es también el título de un libro publicado en 2012, donde por primera vez el ex presidente de facto argentino Jorge Rafael Videla explicó la razón detrás de este método y de la desaparición de miles de ciudadanos. Esta ambigüedad era la respuesta para evitar la condena pública, ya que las víctimas no parecían estar ni muertas ni vivas.

Argentina no estaba sola en la política de desapariciones. El país fue parte del Plan Cóndor, un sistema de inteligencia que permitió a los miembros de Bolivia, Brasil, Uruguay y Chile usar la tortura y hacer desaparecer opositores políticos en sus territorios. Estos socios aprendieron de las experiencias de los otros miembros y ayudaron a perfeccionar la maquinaria represiva. La dictadura chilena, por ejemplo, optó por las ejecuciones en masa para deshacerse de los opositores y de las amenazas percibidas. La dictadura uruguaya, por otra parte se basó en gran medida en el encarcelamiento de los opositores políticos. Por el contrario, la dictadura argentina decidió secuestrar opositores políticos, torturarlos en centros clandestinos, drogarlos y arrojarlos al mar. El uso de los llamados 'vuelos de la muerte' permitió a la Junta argentina evitar testigos, prisiones superpobladas y una condena internacional inmediata, lo que hizo el trabajo de las organizaciones de derechos humanos mucho más difícil en el período posterior.




Pablo Leighton
September 11, 1973 - September 11, 1974: The most violent and the most hegemonic year of the Chilean junta
This paper focuses on cultural practices of the Chilean junta led by Augusto Pinochet (1973-1990) during its first years in power, with an emphasis on the mass event of the first anniversary of the coup d’etat, broadcast live on national television. Together with a violent, practically genocidal strategy to attain political power, the paper shows that the Chilean dictatorship from the beginning also develops culture and discourse to hold and justify that same power. The article points to the rarely acknowledged sense of ceremony and spectacle of the Chilean dictatorship usually framed as mass televised events. In the afternoon of September 11, 1974, a televised simulcast shows hundred of thousands of people congregate to celebrate the first anniversary of the coup in Santiago. The exact size of the crowd or how to measure the popular appeal of the dictatorship is the first point of contention to be explored. The paper proposes that any percentage of the urban population that attends that rally becomes a ‘universal audience’, thanks to a comprehensive televised portrait. While most of academia has concluded that the Chilean dictatorship was not fascist because that concept would be incompatible with the mistrust of the military of politicised masses, this paper highlights a case that escapes from that analytical consensus: the mass event of September 11, 1974. The paper, in sum, brings to light that the first year of the dictatorship is not only the most violent one but the most hegemonic and cultural as well.

11 de septiembre 1973 – 11 de septiembre 1974: el año más violento y hegemónico de la junta chilena
Esta presentación se concentra en las prácticas culturales de la junta chilena liderada por Augusto Pinochet (1973-1990) durante sus primeros años en el poder, con un énfasis en el evento de masas del primer aniversario del golpe de Estado, transmitido en vivo por la televisión nacional. Junto a una estrategia violenta, prácticamente genocida para retener el poder político, este artículo muestra que la dictadura chilena desde un principio desarrolla cultura y discurso para mantener y justificar ese mismo poder. El trabajo apunta al raramente admitido afán de ceremonia y espectáculo de la dictadura chilena, usualmente enmarcado como eventos de masas televisados. En la tarde del 11 de septiembre de 1974, una cadena televisada muestra a cientos de miles de personas celebrando el primer aniversario del golpe en Santiago. El exacto tamaño de la multitud o cómo medir el apoyo popular de la dictadura es el primer punto de contención que se explora. El artículo propone que cualquier porcentaje de la población urbana que concurre a la demostración se convierte en “audiencia universal” gracias a un cabal retrato televisivo. Mientras la mayoría de la academia ha concluido que la dictadura chilena no fue fascista porque tal concepto sería incompatible con la desconfianza de los militares por las masas politizadas, este artículo enfatiza un caso que escapa de ese consenso analítico: el evento de masas del 11 de septiembre de 1974. En suma, se trae a la luz que el primer año de la dictadura no sólo es el más violento pero también el más hegemónico y cultural.




Fernando López
Los hermanos sean unidos..: regional cooperation and State terrorism in South America.
The 1973 military coups in Uruguay and Chile produced radical changes for South America.  Supported by the Nixon administration and regional powers like Brazil, Juan María Bordaberry and General Augusto Pinochet spearheaded a process that led to greater regional cooperation between countries, especially on economic development, and security matters. By mid-1970s, and with the exception of a number of armed groups in Argentina, the South American regimes had achieved considerable victories over the leftist guerrillas. That military success, however, came with a high price.  The Uruguayan and Chilean governments received increased pressures from abroad, as a consequence of their repressive security measures and human rights violations.  That international isolation exacerbated these governments’ economic problems and eroded their internal and external legitimacy.  By 1974, this situation had extended to Bolivia and, to a lesser degree Paraguay and Brazil.  In this environment, many government officials in South America began to consider cooperation as the only alternative to overcome these challenges and break that isolation.  The Uruguayan dictator Juan María Bordaberry increased calls for unity, establishing a number of bilateral and multilateral agreements to strengthen regional economic ties.  The Chilean junta was one of the most receptive of Bordaberry’s calls for unity and expanded it to focus on improving working relations with its neighbours’ security forces.  The work carried out by the Uruguayan and Chilean regimes, and the international political situation helped the armed forces in the Southern Cone to set aside old military and geopolitical rivalries.  This spirit of cooperation led to the transnationalization of state terrorism as a tool to neutralize the activities of the exiles and their supporters who had effectively undermined and isolated these regimes from key international allies.

“Los hermanos sean unidos..: cooperación regional y terrorismo de Estado en América del Sur
Los golpes de Estado de 1973 en Uruguay y Chile trajeron cambios radicales para América del Sur. Con el apoyo del gobierno de Nixon y potencias regionales como Brasil, Juan María Bordaberry y el General Augusto Pinochet encabezaron un proceso que dio lugar a una mayor cooperación regional entre países, especialmente en temas vinculados al desarrollo económico y a la seguridad. Hacia mediados de 1970, y con la excepción de una serie de grupos armados en la Argentina, los regímenes anticomunistas sudamericanos habían logrado victorias importantes sobre la guerrilla izquierdista. Este éxito militar, sin embargo, vino con un alto costo. Los gobiernos de Uruguay y Chile recibieron numerosas presiones del exterior a consecuencia de las medidas de seguridad represivas y las violaciones de derechos humanos que sus fuerzas de seguridad implementaron. Ese aislamiento internacional agravó los problemas económicos de estos gobiernos y erosionó su legitimidad interna y externa. Ya en 1974, esta situación se había extendido a Bolivia y, en menor medida a Paraguay y Brasil. En este entorno, muchos funcionarios gubernamentales de América del Sur procedieron a considerar la cooperación como la única alternativa para superar estos desafíos y romper ese aislamiento. El dictador uruguayo Juan María Bordaberry incrementó sus llamados a la unidad, logrando una serie de acuerdos bilaterales y multilaterales para fortalecer los lazos económicos del Cono Sur. La junta chilena fue una de las más receptivas a los llamados de Bordaberry y los amplió para mejorar las relaciones de trabajo con las fuerzas de seguridad vecinas. El trabajo llevado a cabo por los regímenes de Uruguay y Chile, así también como la situación política internacional ayudaron a las fuerzas armadas en el Cono Sur a dejar de lado viejas rivalidades militares y geopolíticas. Este espíritu de cooperación facilitó la transnacionalización del terrorismo de Estado y su implementación como una herramienta para neutralizar las actividades de los exiliados que habían aislado efectivamente a estos regímenes de sus aliados internacionales.



Florencia Melgar
The involvement of the Australian Secrete Intelligence Service (ASIS) in Chile´s coup
40 years ago, Chile's democratic government headed by Salvador Allende was overthrown in a military coup. Since September 11 1973 until 1990, General Augusto Pinochet led a regime in which some 2,300 people were executed, more than 38,000 were imprisoned and tortured and more than 1,200 disappeared. It is no secret that the coup was supported by the United States through the CIA, the Central Intelligence Agency. What is not so public is that the CIA had help from its counterpart in Australia, ASIS, the Australian Secret Intelligence Service.

Ten days after the victory of Salvador Allende in democratic elections, the White House in Washington hosted a secret meeting to plan the overthrow of Allende. President Richard Nixon decided to use all the financial means to destabilize the Chilean government, starting with $10 million.

The following month, in November 1970, the CIA asked for help from ASIS. This request was documented four years later in the investigation by an Australian royal commission headed by Justice Robert Hope. The decision to provide assistance to the CIA was made by then Minister of Foreign Affairs, William McMahon, who later became Prime Minister.

The Australian spies operating in Chile arrived in 1971 and the coup was in September 1973. By that time, Gough Whitlam and the Labor party were in power. Bill Robertson, then head of ASIS, says Whitlam was informed of this operation in February 1973, and took no action, worried of how the White House might react. Whitlam however, has a different recollection. In his memories, he states that he was notified in early 1973 and that the ASIS officials left in the first half of that year. But according to Justice Robert Hope´s findings, ASIS last official didn´t leave Chile until October 1973. And in that period of time, Allende´s government was destabilised and the coup took place.

* Note: The material in this academic presentation was presented as media reports in SBS radio, TV and online platform (Special Broadcasting Service, Australia), between 10 and 14 September 2013.


La participación del Servicio Secreto de Inteligencia Australiano (ASIS) en el golpe de estado chileno
Hace 40 años, el gobierno democrático de Chile encabezado por Salvador Allende fue derrocado por un golpe militar. Desde el 11 de setiembre 1973 hasta el año 1990, el general Augusto Pinochet encabezó un régimen en el que fueron ejecutadas unas 2.300 personas, más de 38.000 fueron encarcelados y torturados, y más de 1.200 desaparecidos. No es ningún secreto que el golpe fue apoyado por los Estados Unidos a través de la CIA, la Agencia Central de Inteligencia. Lo que es menos conocido es que la CIA pidió ayuda a su homólogo de Australia, ASIS, el Servicio Secreto de Inteligencia de Australia.

Diez días después de la victoria de Salvador Allende en elecciones democráticas, se realizó en la Casa Blanca en Washington una reunión secreta para planear el derrocamiento de Allende. El presidente Richard Nixon decidió utilizar todos los medios financieros para desestabilizar al gobierno de Chile, empezando con 10 millones de dólares. Al mes siguiente, en noviembre de 1970, la CIA pidió ayuda a ASIS. La decisión de prestar asistencia a la CIA fue hecha por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, William McMahon, quien más tarde se convirtiera en Primer Ministro.

Los espías australianos que operaron en Chile llegaron en julio de 1971 y el golpe fue en setiembre de 1973. En ese momento, Gough Whitlam del Partido Laborista estaba en el poder. Bill Robertson, entonces jefe del ASIS, dijo que Whitlam fue informado del operativo en Chile a principios de 1973, y no hizo nada porque estaba preocupado de cómo la Casa Blanca podría reaccionar. Whitlam, sin embargo, tiene un recuerdo diferente. En sus memorias afirma que apenas le notificaron él ordenó que retiraran a los espías en Santiago de Chile y que todo el operativo habría finalizado antes de mitad de año. Asimismo, según la investigación de Brian Toohey y los hallazgos del juez Robert Hope, el último oficial de ASIS no dejó Chile hasta octubre de 1973. En ese período de tiempo el gobierno de Allende fue desestabilizado y el golpe de estado se llevó a cabo. 

* Nota: El material de esta presentación académica fue presentado en una versión periodística en las plataformas de radio, televisión y online de SBS (Special Broadcasting Service, Australia) entre el 10 y el 14 de setiembre de 2013.



Debbie Sharnak
Uruguay and the Reconceptualization of Transitional Justice
My paper examines how Uruguay’s continued struggle with accountability efforts questions some of the central assumptions of transitional justice, mainly regarding the perceived length of a transition. Uruguay’s transitional justice (TJ) process seems to fall short when evaluated within a traditional conception of TJ that assumes accountability can occur within such a short time frame. It took decades for the state to offer a truth commission or an official apology; and the possibility of reopening trials is currently a subject of heated debate. When evaluated with a longer view, Uruguay’s attempts to deal with its past sheds light on the possibility that persistent human rights advocacy, which required time to build-up particularly within the second generation of survivors’ children, can have great effect. The new possibility of trials place into view a longer time frame for reckoning with the past where any one achievement or failure should not alone be used to evaluate a nation’s trajectory, but rather, as offering opportunities to open space for discussion and further grappling with traumatic periods (see Steve J. Stern, Reckoning with Pinochet: The Memory Question in Democratic Chile, 1989-2006).
My work questions the field of transitional justice regarding the different concerns for survivors of authoritarian rule and whether justice is an important consideration during the immediate period of transitions, and what political factors shift for these questions to resurface (see Patrick Vinck and PuongN.Pham, “Consulting Survivors,” in The Human Rights Paradox: Universality and Its Discontents in the Global Age) My paper will examine how and under what conditions the goals and mobilization of a human rights discourse and transitional justice aims overlap.

Uruguay y la reconceptualización de la justicia transicional
Mi presentación examina la lucha continua de Uruguay por esfuerzos de verdad y justicia cuestiona las presunciones centrales de la justicia transicional, mayormente en referencia a la percibida duración de la transición. El proceso de justicia transicional de Uruguay parece no estar a la altura cuando se la evalúa dentro de un concepto tradicional que asume que la verdad y justicia puede ocurrir dentro de un marco tan corto de tiempo. Tomó décadas para que el estado ofreciera una comisión de verdad o una disculpa oficial; y la posibilidad de reabrir los juicios está actualmente siendo objeto de intenso debate. Cuando se evalúa con una perspectiva más amplia, los intentos de Uruguay para lidiar con su pasado arrojan luz a la posibilidad que la defensa persistente de derechos humanos ―la cual requirió tiempo para construirse particularmente con la segunda generación de hijos de sobrevivientes― puede tener gran efecto. La nueva posibilidad de juicios saca a la luz un marco más largo de tiempo para enfrentarse con el pasado, donde un logro o fracaso no debería usarse por sí solo para evaluar la trayectoria de una nación, sino como una oportunidad para abrir espacios de discusión y lidiar con períodos traumáticos (ver Steve J. Stern, Reckoning with Pinochet: The Memory Question in Democratic Chile, 1989-2006).

Mi trabajo cuestiona el campo de la justicia transicional, en relación a las diferentes preocupaciones de los sobrevivientes de regímenes autoritarios, y si la justicia es una consideración importante durante el período inmediato de transiciones. También interroga qué factores políticos cambian para que estas preguntas resurjan (ver Patrick Vinck and Puong N.Pham, “Consulting Survivors,” en The Human Rights Paradox: Universality and Its Discontents in the Global Age). My artículo examinará cómo y bajo qué condiciones las metas y movilización por un discurso de derechos humanos coinciden con los objetivos de la justicia transicional.




Pedro Ivo Carneiro Teixeirense
Struggling for the past: transitional justice in Uruguay in the aftermath of its dictatorship
It is commonly held in current transitional justice literature that societies and individuals are entitled to know the truth about past human rights violations. Indeed, this concept of a society’s right to the truth has engendered the idea that, in the process of transition to a representative democracy, the emerging regime has to confront its past and its relevant human rights abuses. Furthermore, in the absence of the mentioned process, it would be impossible to institute an authentic democratic order. While correct, these assumptions do not manage to establish any correlation through the use of historical evidence.

This paper presents an historical analysis of transitional justice mechanisms that have been adopted in Uruguay since the last military dictatorship. I argue that, even though it is a rapidly expanding subfield at the intersection of jurisprudence, comparative politics, and political theory, “transitional justice” is essentially a reflection of the historical possibilities to accommodate political groups vying for the control of the transition to democracy. Accordingly, I propose to analyze the mentioned mechanisms through the study of three distinct periods in Uruguay’s history. Firstly, between 1985 and 1989, I will demonstrate that the transition to democracy was mainly characterized by the faith in a new social setting, which would be achieved by acknowledging the wrongdoings throughout the dictatorship. In the second part, I propose to analyze the political clashes that caused a setback in the implementation of transitional justice mechanisms. Finally, I intend to discuss the emergence of political conditions that enable a return to public debates on Uruguay’s recent past. These debates indicate a discrepancy between domestic laws and the international human rights agreements signed by Uruguay.

Luchando por el pasado: justicia transicional en Uruguay en el ocaso de su dictadura
Es comúnmente sostenido en la actual literatura de justicia transicional que las sociedades e individuos tienen el derecho a saber la verdad sobre pasadas violaciones a los derechos humanos. Ciertamente, este concepto del derecho a la verdad de una sociedad ha engendrado la idea que, en el proceso de transición a una democracia representativa, el régimen emergente tiene que confrontar su pasado y sus abusos relevantes de derechos humanos. Más aún, en la ausencia de mencionado proceso sería imposible instituir un auténtico orden democrático. Aunque correctas, estas presunciones no logran establecer una correlación a través del uso de evidencia histórica.

Este artículo presenta un análisis histórico de mecanismos de justicia transicional que han sido adoptados en Uruguay desde la última dictadura militar. Argumento que, a pesar de ser un subcampo que rápidamente se expande en la intersección de la jurisprudencia, la política comparada y la teoría política, la “justicia transicional” es esencialmente una reflección de las posibilidades históricas para acomodar a grupos políticos en busca del control de la transición a la democracia. En esta dirección, propongo analizar los mencionados mecanismos a través de tres períodos distintos de la historia de Uruguay. Primero, entre 1985 y 1989, demostraré que la transición a la democracia fue principalmente caracterizada por una fe en un nuevo orden social, que sería logrado al reconocer los crímenes de la dictadura. En la segunda parte, propongo analizar las luchas políticas que causaron un retroceso en la implementación de los mecanismos de justicias transicional. Finalmente, pretendo discutir la emergencia de las condiciones políticas que permitieron un retorno a los debates públicos en el pasado reciente de Uruguay. Estos debates indican una discrepancia entre las leyes locales y los acuerdos de derechos humanos internacionales firmados por Uruguay.




Ana Maria Tomaino
Documentary Film: The Powerful Trace of Memory
Cinema is one of the most effective means to attract people's attention in our times. One of the advantages of audio-visual material is its ability to save images and sounds that have occurred in the past. From this point of view, film is regarded as a vehicle to get to know the culture, identity and history of our society. It is a way of telling the story, enhanced by images and sound. It is therefore essential to promote the broadcasting of these materials as well as ensure its preservation over time, so they can be accessed by future generations and as a means of preserving memory. It has been greatly debated about the legitimacy of film as a document or as a reliable historical source.  For instance, Virginia Martinez, Uruguayan historian and filmmaker, in her article "Documentary and dictatorship" presents an overview of the Uruguayan documentary´s history, referring specifically to the issue of “memory of the dictatorship”. In her opinion documentary and memory are synonymous and the work of the documentary maker has an ethical and a social dimension.  "In his/her desire to know what happened and make it known to others, there is an attempt to repair the offense against those who were humiliated", dice Virginia Martínez. This paper will discuss the legacy of the Uruguayan documentary, based on an interview with one of the country´s greatest documentary makers,  Mario Handler and his film Decile a Mario que no vuelva/Tell Mario not to come back.

Cine documental como huella implacable de la memoria
El cine es considerado como un vehículo para hacer conocer la cultura, la identidad, la historia de nuestra sociedad. A través de sus imágenes, de su sonido, de sus historias, ayuda a difundir información sobre la realidad del mundo actual así también como el del pasado. Algunas  ventajas del material audiovisual son su capacidad de guardar imágenes y sonidos que se han producido en otras épocas y que permiten entender más completamente la historia cultural, social y política universal y, su accesibilidad a un amplio sector de la sociedad. Por este motivo se considera fundamental promover su difusión y también asegurar su conservación a través del tiempo, para que pueda ser accedido por las futuras generaciones y como medio para preservar la memoria. Mucho se ha discutido sobre la validez del cine como documento o como fuente histórica. Por ejemplo Virginia Martínez, historiadora y directora de cine, en su artículo “Documental y dictadura” hace una reseña sobre la trayectoria del documental uruguayo, específicamente el que hace referencia a la memoria de la dictadura, y afirma que en su opinión “documental y memoria son sinónimos” y que la labor del documentalista “tiene una dimensión ética y una función social”. “En la voluntad de conocer lo sucedido y hacerlo saber a otros hay un intento de reparar la ofensa cometida contra los que fueron humillados”, dice Virgina Martínez. En esta presentación se discutirá sobre el legado del documental uruguayo, basado principalmente en la producción de uno de sus máximos exponentes Mario Handler y su documental “Decile a Mario que no vuelva”.




Yael Zaliasnik
Moving Memories
In my presentation, I want to focus on the concept of “moving memories” through the analysis of different theatricality resources present in three marches, related to the memories of the last dictatorships in Uruguay and Chile. Instead of trying to fix the past the marches’ performative strategies acknowledge and encourage the vital features of memory. The concept also refers to the importance of emotions in the development and construction of memories. Elements like kinetics, participation, sonority, characters and routes of these events will be described with the purpose of understanding these strategies. In Uruguay, I will study the “Marcha del Silencio”. In Chile, two marches will be analysed. One of them is a “procession” that took place in December of 2009, when thousands of people walked through different streets in Santiago with the body of the musician and man of theatre, Víctor Jara, to the cemetery. The other one is a march of August of 2012, from Villa Grimaldi, a detention and torture camp during the dictatorship, to Cuartel Simón Bolívar, a place of torture and death. Using different elements common to theatrical practices, these marches pursue to “encourage” citizens to act critically and to take a stand in the scenarios where they take place (broader than the blocks walked). The marches aim to “defamiliarise” our way of looking and to confront certain facts, places and attitudes.

Memorias que se mueven, re-mueven y con-mueven
A través del análisis de distintos elementos de teatralidad presentes en tres marchas relacionadas con la/s memoria/s de las últimas dictaduras en Uruguay y Chile, pretendo hablar del concepto de “memorias en movimiento”. Éste se refiere a estrategias performativas que en lugar de intentar “fijar” el pasado, reconocen y escenifican las características vitales de la/s memoria/s y las alientan y propulsan, apelando también a las emociones. Para entender dichas estrategias, describiré, entre otros elementos, la cinética, la participación, el paisaje sonoro, los personajes y el recorrido de estos acontecimientos. En Uruguay, estudiaré la Marcha del Silencio. En el caso chileno, analizaré otras dos marchas. Por una parte, la multitudinaria romería en la que el año 2009 se acompañó al cuerpo del actor y director de teatro Víctor Jara hasta el Cementerio General de Santiago. Por otra, la que aconteció en agosto de 2012 desde el centro de detención y tortura Villa Grimaldi hasta el lugar donde funcionó el cuartel Simón Bolívar, centro de exterminio donde muchos de los detenidos del ex cuartel Terranova fueron llevados para ser aniquilados. La idea es mostrar cómo, utilizando estos elementos, dichas marchas pretenden intervenir activa y críticamente en el escenario en que se desarrollan (más amplio que las cuadras por donde circulan sus participantes), “desfamiliarizando” de cierta manera nuestra mirada frente a determinados hechos, lugares, actitudes.